martes, 2 de abril de 2013

Oh Capitán mi Capitán


27 de noviembre de 2010


La vida puede ser maravillosa. Algunas veces te da regalos que hay que disfrutarlos. Ayer me los dieron a mi. Y cuatro para ser exactos. 
El Torneo Pasarela terminó y, lo primero, es felicitar a la organización y al equipo campeón de la Carlos III, el de mi amiga Leti. Desde el 2008 no asistía al "Torneo de los feedbacks raros", y lo hice defendiendo los colores de ETEA. Volví el martes como capitán de la UPO, un cargo que, ya puedo demostrar, desgasta más que el de debatiente. Tiene razón mi amigo Chevy mientras degustábamos aquellos magníficos tagliateli con ETEA (magníficos días con ellos, por cierto!!): ser capitán es otro tipo de desgaste. Es tener motivado al equipo, saber horarios, jugar con los jueces, hacer diplomacia con el resto de capitanes, cuándo reñir, cuándo adular, cuando interpelar, cómo animar, etc.
Pero he de reconocer que a mi me lo han puesto fácil. Jesús, Carmen, Ferdi, Wey, GRACIAS. Perdimos el primer debate con el equipo que acabó campeón y ganamos los cuatro siguientes. Si fuera resultadista, poco más podría pediros. Pero no, no lo soy. Es la primera vez que la UPO asiste a este Torneo, y no hay mejor estreno. 
Gracias por haberme hecho este regalo, chicos. La recompensa no es material. Ni siquiera perecedera. Es un tipo de recompensa que perdura en el tiempo porque está guardado en lo más profundo de mi corazón. El día que os déis cuenta y asumáis lo que habéis hecho estos días, lo pondréis con orgullo en vuestro curriculum. Sonreiréis cuando veáis las fotos dentro de muchos años. Recordaréis con felicidad las cenas, los sorteos, la tele de los resultados, los feedbacks, los kikos aburridos, los exordios de Peter Pan, el hospital Alzira y la boca de metro O´Donnell.  
Estáis creciendo y estamos aprendiendo muchísimo. Nos hacemos grandes día a día, y el uso de la palabra, es cada vez más poderoso en nosotros. Porque, efectivamente, la oratoria cambia las cosas. Cambia a las personas, influye en ellas y busca la VERDAD. 
Seguid intentando mejorar, buscad la excelencia. No nos obsesionemos con los títulos, ya llegarán. El esfuerzo y las ganas de aprender han de ser siempre las "luces" que nos iluminen. 
Me habéis hecho muy feliz. GRACIAS.

Y una persona muy muy querida me preguntó: "¿y merece la pena lo que estás haciendo, Alberto?" -Claro que si mamá, claro que sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario