martes, 2 de abril de 2013

De la ayuda de 400€ a los jóvenes que dejaron de estudiar


29 de junio de 2011

¿Ya creíais que me iría sin escribir en el mes de junio? Pues esto casi se cumple si no llega a ser por la indignación que me entró al leer noticias sobre la llamada “Segunda Oportunidad” en los estudios que quiere hacer la Junta de Andalucía.
El Gobierno andaluz, según anunció la Consejera de la presidencia Mar Moreno, implantará el próximo curso las segundas becas-salario, un sistema de ayudas al estudio con formato de sueldo mensual que busca amarrar o recuperar a los jóvenes a la escuela. Los mismos que en su día dejaron el instituto para meterse a peones de albañil y tunear su nuevo Seat León. La primera beca-salario que creó la Junta, vigente desde el 2009, era de 600 euros al mes (6.000 por curso), y su objetivo era evitar el abandono escolar temprano. Es decir, se subvencionaba a los jóvenes con 16 años para que, al terminar la ESO, siguieran estudiando, bien en Bachillerato, bien en FP. Esta nueva beca será de 400 euros al mes, y su objetivo es reenganchar a los chicos de 18 a 24 años que ya dejaron la escuela antes de tiempo. Manda huevos.
Además del requisito económico (un umbral de renta muy bajo), están las condiciones académicas, que pasan por aprobar todo cada trimestre y asistir regularmente a clase. El año pasado, Educación becó en septiembre a 3.632 alumnos de 1º de Bachillerato y de ciclos de FP. El 98% completó el curso, pero sólo el 42% (1.525 estudiantes) aprobó todo y logró mantener el cobro de las ayudas hasta el final, según la propia Consejería.
De los niñatos que su “papá” los ha colocado en su empresa al frente de cualquier departamento no hablamos, de esos ya se está viendo su inutilidad de gestión (entre otras cosas porque la mayoría no están cualificados). Al resto, a los que, como este que les escribe, continuaron sus estudios hasta el final finalísimo, no le van a dar ninguna ayuda por reengarcharse a sus estudios. Entre otras cosas porque ya los tengo. Ahora, mientras los culpables de esta crisis –que tienen nombre y apellidos-, salen de rositas y todos los de mi generación sufren las consecuencias: seguiremos engrosando las listas del INEM, marchándonos del país para malvivir en el extranjero, o en trabajos-basura con contratos-basura mientras chupamos –más aún-, del bote de nuestros padres.

Parafraseando esa famosa cita:
"No es cuestión de ayudar a quien menos tiene, si no al que más lo necesita (y, además, se lo merezca)".

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