martes, 2 de abril de 2013

A propósito de los ítems

14 de febrero de 2012



Acabando #conacento3 (www.debateconacento.com) me viene a razón escribir estas palabras para aquéllos capitanes de institutos que vinieron a mí preocupados de su puntuación de ítems.
Me decían: "tengo a los chicos desmoralizados, le habéis dado muy pocos ítems". A lo que yo les decía: "Tranquilízalos, los ítems no son un buen reflejo de cómo ha ido el debate". Ni siquiera marcan en algunos casos quién gana y quién pierde. Los jueces de un debate toman su decisión en base a esos ítems, pero son orientativos. Es cierto que para dirimir los cruces de cuartos de final se usan los ítems, pero prometemos seguir explorando las posibilidades que lo hagan -no más justo, porque de eso ya se encargan las victorias-, pero sí más preciso.
Para ganar un debate tiene que convencer al juez. Tenemos la profunda convicción de que un debate no se gana por ítems, si no por convencer al juez. Conocer cómo es el juez, qué le gusta y a qué se dedica es, como habrán supuesto, fundamental. Y a estas alturas hay que decir que, ante todo, son personas y, por ende, falibles que toman decisiones subjetivas. Eso sí, seleccionamos a los jueces de cada torneo porque confiamos en su neutralidad y porque juzgarán acercándose lo máximo posible a la objetividad. Por su experiencia y por su buen criterio. Intente informarse antes siquiera de acudir al torneo, por quiénes serán los jueces. Cuando vaya a debatir, hable con ellos y sea simpático. Son personas, no máquinas inaccesibles.
Pueden ser expertas en el tema, expertas en comunicación o personas que no tengan ni idea ni de lo uno ni de lo otro. En ciertos torneos, el jurado que toma la decisión de la victoria de un equipo sobre otro son responsables de selección de personal. Nosotros no somos muy amigos de esto. Recuerdo que en las sesiones formativas de la Universidad Pablo de Olavide, usábamos a una jueza tremendamente buena: Concha, la simpática limpiadora. Concha es una mujer más bien cincuentona, que toda su vida ha estado trabajando muy duro. Conoce cada rincón de la universidad y hace el trabajo más limpio de todos. La invitábamos a última hora a nuestros debates de preparación para juzgar, y luego ella nos decía qué equipo le había convencido más. Y créannos cuando les aseguramos que Concha no solía fallar en su veredicto. Einstein afirmaba que si lo que "tratábamos de explicar no es capaz de entenderlo nuestra abuela, es que no lo habíamos estudiado bien". A veces los debatientes se empeñan en complejos argumentos, inefables razonamientos y tecnicismos inescrutables. Hágalo sencillo. No hace falta complicarse tanto.
No nos desviemos. El juez es una figura imprescindible en el debate de competición, mucho más incluso que en eventos deportivos donde se aplican una serie de reglas y penaliza cuando es necesario. El rol del juez del debate es determinar el resultado del mismo. En los eventos deportivos se influye en el resultado y, a pesar de que un equipo haya jugado mejor que otro, el resultado se decide por los goles que se marcan, las canastas que se encestan o los sets que se ganan. En el debate no es así: en el debate de competición gana quien mejor haya defendido la postura y eso, a pesar de tener que basarse en los malditos ítems, suele ser un criterio y una valoración que, repito, son subjetivos. La mayoría de las veces los jueces –al igual que los árbitros deportivos-, suelen ser objeto de feroces críticas. No obstante, los debatientes han de tener en cuenta la dificultad de juzgar un debate. La labor del juez es complicada en la manera en que no basta con poner una simple nota a cada equipo (que también), sino de otorgar o no la victoria y saber retroalimentarla adecuadamente. Bien porque los argumentos han sido mejores, bien porque la forma de decirlos ha sido mejor, o bien por ambas cosas. Se ha de medir el “fondo”, la “forma” y el "modo". Y hoy por hoy, nos guste o no, eso es un criterio de percepción subjetiva. Porque no deja de ser, repetimos, un ejercicio de comunicación.  
Cada torneo tiene la final que se merece, y ésta ha sido digna de las grandes ocasiones. Hagan escucha activa de los feedbacks, capitanes. Probablemente sea, sin duda, el mejor consejo para ser cada vez un poquito mejores.

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