martes, 2 de abril de 2013

El aborto y la hipocresía


27 de noviembre de 2009

En primer lugar, he de decir que para mí el aborto es un mal que hay que erradicar. Es una delicada situación que se ha de llevar en última instancia y que conyeva una dificilísima decisión. Afecta a la madre y su círculo más cerrado. En lo que no voy a entrar es en que se elimina una vida. Puede que sí, puede que no. Ni siquiera la ciencia se pone de acuerdo en esto. Para muchos vida es cada partícula de materia biológica que almacena en sí cualquier ser vivo. Para otros, es mero contacto sexual, para otros es veintidós semanas, para otros nueve meses... Es difícil definir lo que es vida, de ahí que, probablemente, nunca nos pongamos de acuerdo. Peor aún, concretar cuándo comienza la vida, derivada subyugadamente de la reflexión anterior. 

No entiendo a los cristianos (a los de verdad, no a los que dicen que no siguen a la Iglesia Católica porque no comparten sus decisiones -que digo yo, si no compartes sus decisiones, ¿cuáles eliges? ¿las que más te interesen? Pues vaya fe!-), en su doble moral y su defensa del vivir por encima del cómo vivir. El referente jerárquico eclesiástico en nuestro país patalea ante la sociedad bajo sus tierras movedizas. Para ellos, la vida está "en cada una de las creaciones de Dios" -un término poco menos que ambiguo- y rechazan cualquier forma de aborto. No piensan en el cómo vivir. Ni siquiera aceptan los casos de peligro de muerte para la madre. Para ellos, vale más una vida sacrificada que el malvivir de una madre y su posibilidad de generar más "vidas".
 
Lo repito, estamos de acuerdo en que el aborto hay que erradicarlo. Pero éste no es una obligación, sino un derecho. 

Sin embargo, a partir de la semana 22 de gestación, considerada como fecha que delimita el comienzo de la viabilidad del feto independientemente de la madre, el derecho del feto debe prevalecer sobre la madre en sintonía con la comunidad científica y la Organización Mundial de la Salud(OMS), que define el aborto como "la interrupción voluntaria de la gestación desde la implantación en el útero hasta la viabilidad fetal"
En la aplicación de esa ley (la que hemos tenido durante estos 25 años) se han podido observar ciertos desajustes, ya que existe un uso excesivo, y permitido, de la indicación de grave riesgo psíquico para la mujer, uno de los supuestos que más se usa en las interrupciones de embarazo.
En la práctica, el grave riesgo psíquico se ha convertido en una ley de plazos tutelada por un informe. Pero sin límite de semanas, lo que supone una inseguridad jurídica para las mujeres y para los profesionales de la salud que intervienen en el aborto.
Existe otro aspecto difícil de asumir: es cierto que la voluntad de la mujer es un requisito necesario para el aborto, pero nunca es suficiente. En realidad, en el procedimiento aplicado en los últimos lustros son terceras personas las que deciden finalmente sobre su derecho a la interrupción del embarazo. La mujer en la actual ley del aborto está tutelada durante todo el proceso.
Pero es aqui donde llegamos a uno de los puntos más polémicos de la nueva Ley. Si tu niña de 16 años quiere, puede abortar sin que tu, su padre, se entere. Aunque se hace para protejer jurídicamente la decisión de la niña, -ella que aún no puede votar-, este artículo es la significativa evidencia de la falta de confianza para con tus padres o tutores, es la brecha que separa toda la educación recibida con el cariño familiar, y es la consecuencia de un vínculo sanitario y emocional que nunca se debió romper. Es el síntoma de que algo ha fallado. O bien por tus padres o bien por ti, chiquilla. O por ambos. ¿No había mejor solución, Bibiana? 
La Iglesia debe aceptar que cuando el Gobierno proponga una nueva ley al Parlamento de la nación está respetando la postura de los creyentes pero legislando para regular de la mejor manera posible un problema de salud pública. Y haciéndolo para toda la sociedad, con independencia de las ideas y la ética individual de cada uno. Sois dos instituciones totalmente diferentes. El día en que esto lo asumáis, habremos avanzado mucho. Ellos, hipócritas, dirán que los que voten a la ley estarán en pecado (http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Martinez/Camino/votan/reforma/ley/aborto/estan/pecado/elpepusoc/20091127elpepusoc_8/Tes). Seguirán presionando para no otorgar a la sociedad este derecho, quien no quiera abortar que no lo haga, pero no coacciones a nadie para no hacerlo. 

Preocúpate más bien de tus sacerdotes con una edad media de 63 años y en cómo gestionas las subvenciones que aún te da el Gobierno al que tanto criticas(http://www.edicionessimbioticas.info/La-Iglesia-catolica-recibe-del). 

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