martes, 2 de abril de 2013

La siesta


21 de abril de 2011

Ah! ¡Qué gran placer, ¿eh? Seguro que nada más leer el título de esta entrada os habrá entrado sueñecito anestésico. Y es que, ¿quién no se ha resistido a este pequeño placer bien solo o acompañado?  
La palabra siesta proviene del latín "sixta", que significa "la sexta hora del día" y que corresponde, aproximadamente, al mediodía entre los romanos. 


Todos hemos oído hablar de los beneficios de esta gran costumbre hispana. Os los resumo desde la web de la Asociación de Médicos para el Bienestar: la siesta consigue aumentar nuestra atención y productividad. Muchos expertos consideran que incorporarla a los centros de trabajo sería beneficioso para el rendimiento final de las empresas (ejem, ejem). Disminuye el estrés considerablemente, y el riesgo a sufrir enfermedades cardíacas (se cree que reduce hasta un 37% la mortalidad coronaria). Las funciones cognitivas aumentan hasta un 40%. Además, mejora el aprendizaje y nos ayuda a mantener ágil la memoria durante la tarde y la noche, por lo que no notaremos tanto cambio respecto a la mañana. La salud de las personas que se echan la siesta sufre una mejora general. La siesta supone un momento de descanso y relajación que permite recuperar fuerzas de cara a la tarde, con lo que aumenta de forma significativa el rendimiento. Todos nosotros necesitamos un tiempo de descanso a lo largo del día, ¿no?      
Y es que esta hora dedicada al descanso después de la comida, entre las tres y las cinco de la tarde, la ocupa lo que denominamos la siesta “tradicional”. La de toda la vida. Vamos a ver más clasificaciones, pero antes quería dejar mi apunte sobre la “siesta colectiva”, la que se echa toda la familia, o la que se hace acompañado. ¡Qué bonito placer el sestear con alguien a pesar de las disputas con la manta o la conquista territorial a base de acaparar el espacio de otro! ¡Muy recomendable!
Voy a terminar este homenaje haciendo mi propia clasificación de siestas:

Cabezadita.- Después de comer, sentad@ en un sillón y con una duración de 10 ó 15 minutos. Una nimiedad.

Cabezada.- Después de comer, en un sillón con orejas o un sofá, roncando y con una duración de 15 a 30 minutos.Bonita y justa.

Siestorro.- En la cama, a pierna suelta, roncando, babeando y con duración a partir de 45 minutos. No podría decir hasta cuándo dura, pero he visto de todo, así que cada uno que ponga el límite.

Siesta canónica o del borrego.- Cualquiera de las formas anteriores, pero antes de comer. Es buenísima.

Siesta pre-fiesta: la que te echas justo antes de salir con tus amigos y amigas por la noche, en la que te levantas, te duchas y te vas directamente. Genial.
¿Y vosotros? ¿Conocéis alguna más? ¿Cuál es vuestra mejor siesta? Espero que no os privéis nunca de esta placentera –y sana- costumbre española.
Esta entrada va dedicada a mi “Bella Durmiente” particular, “siestera” de pro y dormilona acérrima.

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