martes, 2 de abril de 2013

Los NI-NI, los NO-NO y los NA-NA


16 de noviembre de 2010


A propósito de una de las preguntas para el Torneo de Debate Pasarela, sobre la Generación Ni-Ni, mi equipo y yo hemos estado averiguando algunas cosas tan relevantes que he considerado oportuno reflejar aquí. Pero ya que estamos, considero positivo aprovechar para hacer una crítica a la formulación de la propuesta para el Torneo, que a todas luces está mal planteada:
Un Ni-Ni es una persona sin voluntad de trabajar. Si quiere integrarse con éxito en la sociedad una de dos: o le toca la primitiva o se pone a buscar trabajo, lo que automáticamente elimina su condición de Ni-Ni.
Por suerte, este mundo que nos ocupa alberga muchos perfiles sociológicos, y en la juventud muchos más. Esto es algo que la sociedad tiende a construir generalizando. Son verdaderas patologías en los que muchos pueden retratarse. Los clichés de una juventud vaga y sin cultura del esfuerzo, por ejemplo. Y es que junto a personas laborales en busca de trabajar o estudiar (aprovecho para decir que son mayoría), que quieren construir un mundo mejor, solidario y justo; existen otras como la generación Ni-Ni, los Na-Na y los No-No.

En muchas entradas de este blog he hablado sobre esa generación perdida, de todos los que abandonaron la secundaria para meterse en el muy bien remunerado mundo de la construcción. Ahora lloran a sus padres para llenar de gasolina el SEAT León que se compraron. Los que, como ellos y otros están ahora en el desempleo sin ganas de trabajar y mucho menos de formarse. Es la generación del Ni-ni, que ni estudian ni trabajan viviendo en muchas ocasiones de padres permisivos y a expensas de ayudas que pagamos entre todos.

Pero también hay otra generación que podemos titular de los Na-Na: los que no saben de nada porque no les preocupa nada. Son los pasotas, los indolentes del sistema, que hacen impermeable e indiferente los problemas propios y ajenos. Los que han tirado la toalla, los que reclaman cuando ya se han ido del  restaurante ante el grupo de amigos, los que no se rebelan ante las injusticias grandes o pequeñas, conformistas y mediocres que no tienen más principios que terminar su jornada (laboral a veces), litrona en mano si puede ser.

Y finalmente hemos encontrado los No-No, los que no creen en la victoria y los que no están dispuestos a arrimar el hombro. Son los que encuentran siempre razones para negar cualquier propuesta, para abortar cualquier iniciativa, los pesimistas que viven de criticar mediante lo que ellos mismos permiten y que sobreviven con lo que antaño se conformaron.

Supongo que habrá muchos más, pero es pronto para aventurarse en más negatividad. Seremos los demás los que solidariamente tengamos que satisfacer al resto. ¡Bendito Estado de Bienestar!

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