martes, 2 de abril de 2013

Confianza

05 de marzo de 2012



Una de las cosas que más hincapié hicieron con mi promoción en el trascurso de los cinco años de licenciatura fue que, de alguna u otra manera, la economía y las finanzas se mueven por la Confianza. Ese natural sentimiento que genera buena parte de las acciones y comportamiento  humanos. La evolución de las acciones, los valores de tipos y bonos, la compra de inmuebles y prendas, las expectativas, el precio de la gasolina o los presupuestos de un Estado, todos ellos dependen de la Confianza que los consumidores tienen, en base a la situación y creencia personales, del bien o servicio en cuestión. Y no es casual que la ponga con mayúscula, olvidándome del registro ortográfico, para otorgarle la importancia que merece en la ciencia económica.
Para hablar en público resulta exactamente igual: hay que tener Confianza. Sin ella uno es incapaz de animarse, vencer el temor al ridículo, a la timidez o a no decir nada, y salir a hablar delante de un público.

La confianza en sí mismo es un elemento crucial en el desempeño de la persona. Puestas dos personas a realizar una misma tarea, si todos los demás factores son iguales, lo hará mejor y más rápido aquella que tenga más confianza en sí misma. Esto se aplica a todo tipo de tarea, desde la más simple a la más compleja. Muchos son los factores que pueden influir en el hecho de que una persona tenga o no confianza en sí misma, pero hay uno que es primordial: la manera en que es criada la persona. Cuando hablamos de persona, pensamos en una persona adulta y a menudo olvidamos que esa persona adulta fue antes una persona niña. Es durante la infancia que se echan las bases de lo que será la persona adulta, y es muy difícil que esta persona adulta pueda cambiar el rumbo que le fue marcado en su infancia.

Esto es así porque la infancia es la época en que la mente es más maleable, cuando más intensamente recibe la influencia de lo que la rodea. De aquí que cuando se habla de la influencia del medio ambiente o del entorno, se está haciendo referencia a la acción de los padres, de los parientes, de los amigos, de los maestros, de los compañeros escolares, durante la época en que la persona es más influenciable: su infancia.
Existen maneras de criar a un niño que estimulan la confianza en sí mismo y otras que tienden a destruirla. Deshacer el efecto de una mala crianza o una mala educación, es muy difícil cuando la persona ya es adulta. Sin embargo, el cambio puede darse, ya sea de manera fortuita o de manera deliberada. Por eso hay que acostumbrarse cuanto antes a hablar en público.

Así que venga, ¡anímate y no te quedes callado! No seas tu mismo, si no la mejor versión de tí mismo.

Éste es, probablemente, el mensaje más importante que un buen entrenador debía dar. El que los chavales tengan confianza en ellos mismos. ¿Que hablar en público es difícil, y requiere de conocer ciertos aspectos? Sí, sin duda. Pero sin la valentía a afrontar ese miedo, es imposible quitárselo. Les preguntaba a unos alumnos la pasada semana: “¿Cómo se quita el miedo a montar en una montaña rusa?” Y ellos me respondían: “Subiéndose en ella”. Y así es. Los miedos se quitan afrontándolos. Y éste probablemente haya sido el mensaje principal que siempre haya querido transmitir a "mis niños", ya veremos si con éxito o no, para que hablen (mejor) en público.

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