martes, 2 de abril de 2013

Los gorrillas


17 de mayo de 2011


Llegando a Nervión Plaza con unos amigos en coche, a la hora de comer, me encontré con una situación muy típica en las calles sevillanas y extendida a buena parte de esta nuestra península. Un “gorrilla” señalándonos lugar de aparcamiento. Mi amigo Ferdi le entregó un euro. Luego, nos paramos a pensar:
Un gorrilla -precisamente de Sevilla es originario este sobrenombre, por ir sus pioneros tocados con una gorra de plato para conferirse aires de autoridad- es aquel hombre que tiene como ‘honrado trabajo’ indicarte el aparcamiento como si de un guardajurado de un parking se tratase, con la diferencia de que estás en la calle, el sitio lo puedes encontrar tu solito y sin la ayuda de este singular trabajador y, sobre todo, el sujeto en cuestión espera que pagues por ello, coaccionado porque si no lo haces, tu vehículo puede correr el peligro de encontrarse algún desperfecto ocasionado por el mismo sujeto en cuestión.
Este “tributo” es, sin duda alguna, injusto. Ahora echemos cuentas. En esa céntrica calle de Sevilla, de unos 400 metros de largo, da para muchos coches. Vamos a suponer que, de media, entran diez coches en esa calle y todos encuentran aparcamiento. Si cada uno de esos diez coches le da un euro al gorrilla, el individuo ganaría diez euros a la hora. Aunque los coches no tienen la misma movilidad por la mañana que por la tarde, ¿cuántos coches entran y salen al cabo del día en esa céntrica calle? Sino fuera rentable, ¿no creéis que hubiese menos individuos de estos?
Informándome, he visto que el gobierno local de Sevilla ha aprobado una ordenanza que considera esta actividad una forma de mendicidad "coactiva" y establece multas de 120 euros para los que reincidan.
Al tratarse en su mayoría de indigentes, la norma prevé que las sanciones sean sustituidas por "sesiones de atención individualizada con los servicios sociales o por especialistas en materia de drogodependencia" y "cursos en los que se les informará de que las instituciones públicas les ofrecen apoyo y asistencia".
La regulación de los gorrillas sevillanos, cuyas pautas se incluyen en una prolija ordenanza genérica bautizada como "antivandálica", se ve desde los colectivos vecinales como un compendio de medidas estériles e ineficaces, cuando no directamente absurdas. Señores del ayuntamiento, ¿de qué sirve que pongan una sanción económica a una persona que es insolvente y que al rato volverá a estar donde estaba?
Pues un problema es, sin duda. No se me ocurren muchas soluciones, así que habrá que preguntarle a Ruiz-Gallardón, por si a él se le ocurre alguna…

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