domingo, 31 de marzo de 2013

Zhongghuó


Mi amigo Mikel Ruiz solía comentar: “Si a todos los chinos les diese por limpiarse el culo con papel, ríete tu del amazonas”.
Cuando el primer ministro, Wen Jiabao, fue de visita oficial a Norteamérica, al primero a quien visitó fue a Bill Gates, y después a Bush.
China, que su capital acogerá los juegos olímpicos dentro de un par de meses, se ha convertido en unos pocos años en el país que todos tememos. Si, les tememos. La historia de China siempre se ha visto envuelta por guerras contra hunos y japoneses, pero más aún con disputas por el trono de emperador y con una clara influencia de Confucio. Zhongghuó, el nombre chino del país, significa ‘tierra central’, una referencia a la creencia china de que su país era el centro geográfico de la Tierra y la única civilización verdadera.
Ahora, tras un comunismo que da tenues bandazos hacia la apertura capitalista con Hu Jintao, China está desbordando todos los planes de equilibrio y estabilidad, y rediseñando estrategias geopolíticas internacionales. De eso si es verdad que tienen una clara desventaja con los americanos: están rodeados por rusos, japoneses, iraníes, pakistaníes, hindúes, etc. EEUU tiene arriba a su amigo Canadá, debajo a un suministrador de mano de obra barata mexicano y a los lados la apertura a los dos océanos más grandes del planeta. Los chinos tienen el ejército más grande del mundo, más aún que el de los yanquis (para que os hagáis una idea, en uno solo de los portaaviones estadounidenses “George Washington”, cabe todo nuestro poder militar español, y hay cinco como esos). Eso sí, tecnológicamente no conseguirán el nivel de los americanos hasta el 2025.
Son 1.300 millones de personas, pero sólo 300 millones son los que viven “cómodamente”. No existe una clase media, y la clase alta ya está entre las más ricas de la revista “Forbes”. Aproximadamente, uno de cada seis hombres en el mundo, es un agricultor chino. Con esto se plantea un problema que ya indicó el profesor Gabriel Pérez a mi querido Club de Debate: Si todos esos “agricultores”, pasan a tener la renta per cápita de Austria, los ratios de pobreza se reducirían un 25%. Eso es una pasada. Si esos “agricultores” pudieran comprarse un coche, no habría petróleo en la Tierra suficiente para abastecer su consumo. Se agotaría todo. Si en lugar de comer arroz (ingrediente básico para ellos), comieran carne de pollo, habría que multiplicar por 500 todas las granjas de pollos de Europa. De hecho, como ahora ha subido ligeramente su renta per cápita, pueden comprar más arroz (y de hecho, ya hay restricciones de arroz en EEUU); pueden comprar más cereales (de los que su precio se ha encarecido un 20% en los últimos 4 meses); y pueden tener ordenador (las grandes marcas informáticas se están forrando, pero esto es un arma de doble filo, ya que en China es donde existen más hackers por metros cuadrados). Si todos ellos fumaran, JAMÁS se cumpliría el Protocolo de Kyoto.
Entonces, siendo un tanto egoísta, frívolo, cínico y pidiendo a las ONG´s que no se me echen encima…¿De verdad merece la pena que esos mil millones de chinos alcancen esa renta per cápita?  Ellos son la mayor huerta del mundo, y han abastecido a un cuarto de la población mundial durante décadas. Si esos agricultores se mudan a las ciudades ya no cultivarán. ¿Quién lo hará en su lugar? ¿Hindúes, taiwaneses, iraníes?  
Por ello, porque se está convirtiendo en la primera potencia mundial, no puede permitirse el lujo de que “su” Tíbet se le separe. Ello mostraría debilidad. Es como nuestro País Vasco, o mejor aún, nuestro Perejil. No podemos permitirnos que un grupo de marroquíes coloquen su bandera y digan que eso es suyo. Eso es bajarse los pantalones en la ONU. Igual pasa con ellos. Si tuercen con el Tíbet, podrán torcer ante la disputada y desconocida frontera con los rusos, con la India, o con las pequeñas y antiguas islas japonesas. A ellos no les importa que el Este del país, en torno a los ríos Amarillo y Azul, tenga la segunda mayor densidad de población del planeta (ya pronto superarán a Tokio); y que el Oeste sea desierto e Himalaya. China es China y así ha sido durante miles de años. Una parte es rica y no entiende de Propiedad Intelectual, sino de Derecho al Honor y culto al país; mientras que otra parte fabrica coches para luego irse a su casa en burro.
Por eso, cuando todos estemos pendientes de ellos en los Juegos Olímpicos, China debe de demostrar muchas cosas, muchísimas. Entre ellas, que el Comunismo es igualdad, y que el crecimiento a todos los niveles debe ir coordinado con el desarrollo a todos los niveles.

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