domingo, 31 de marzo de 2013

La mayor aventura jamás realizada


20 de julio de 2009

That´s one small step for man, but one giant leap for mankind”
Neil Armstrong
Hoy hace 40 años que el Apolo XI alunizaba en la superficie de nuestro satélite. Evidentemente, Neil sabía que estaba haciendo historia cuando estaba descendiendo los nueve escalones que tenía el módulo lunar. Las primeras palabras del hombre no podían quedar al margen de los nervios ni de la improvisación, tienen su historia. Cuando pisa por primera vez la Luna, la escasa gravedad del satélite le hace andar como los canguros, a saltos. Desde el Centro de Control de Houston le indican que lo primero que haga sea recoger fragmentos del suelo, por si hay alguna emergencia. Luego, Buzz Aldrin haría fotografías y, antes de irse, una última mirada a la Tierra. Jamás nadie había llegado tan lejos. Eran los primeros que veían el planeta desde aquella distancia. Bella. Lejana. Preciosa. “Es hora de que volvamos a casa”, le dijo Aldrin.
El presidente Kennedy, en su famoso discurso de investidura reconocía que tal odisea lo hacían para ganar a los rusos (“Ningún otro proyecto individual será tan impresionante para la Humanidad ni más importante que los viajes de largo recorrido al espacio; y ninguno será tan difícil y costoso de conseguir”). Sin embargo, debió reflexionar más sobre el tema y comprendió el alcance de la empresa cuya andadura había impulsado con lo mejor de su carisma. El asunto era tan importante que había que separarlo de una competición y del orgullo de un país. Los Estados Unidos estaban empatados en 1961 con los soviéticos por la carrera espacial. Luego los rusos tomaron ventaja. Pero el 20 de julio de 1969, el hombre llegaba a la luna. La carrera había terminado.
Nunca antes se había destinado tanto dinero a una empresa civil, nunca habían trabajado tantas empresas juntas ni tanto personal cualificado.
Y aún escépticos que cuestionan la hazaña. ¿Por qué no se ha vuelto a la Luna? En primer lugar, recordemos que si se ha vuelto a la luna. Desde el primero, el Apolo XI, hasta el  Apolo XVII, en 1972, todos han ido hasta allí, y algunos fueron hartamente famosos, como el Apolo XIII, del que hay una película con frase mítica y todo (“Houston, tenemos un problema”).En aquellos momentos nacionales e internacionales (Vietnam, la crisis del petróleo), los recortes presupuestarios acabaron con un programa que nació al calor de una pugna por el prestigio más que por la investigación científica.
El cielo sin estrellas de las fotografías tomadas por Aldrin es así debido a la ausencia de atmósfera lunar (por lo que impide la reflexión de la luz solar). La bandera lleva un riel para que esté extendida, pero no oscilaba por el viento (ya que, entre otras cosas, no hay).  Los distintos ángulos de las sombras se explican por el sol y por los focos del módulo lunar. El módulo lunar no dejó ningún cráter debajo porque, debido a la menor gravedad lunar, no necesitaba aplicar todo su empuje para aterrizar. Solo levantó algo de polvo.
Ahora, con el alza de China y la India en una nueva carrera espacial, junto con empresas privadas, han vuelto a poner a la Luna en el punto de mira de las agencias espaciales.
Muy probablemente en 2020 tengamos una base lunar permanente para, quién sabe, en un futuro no muy lejano soñar con llegar a otros mundos, como el planeta Marte. Ojalá podamos verlo con el menor coste humano posible, pues eso es progreso, lo que hace impulsarse a la humanidad hacia delante. Hoy hace 40 años de la mayor aventura jamás realizada por el hombre.

Esta entrada está dedicada a todos aquellos que dieron su vida por el bien de los demás.

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