domingo, 31 de marzo de 2013

No todo iban a ser malas noticias


23 de enero de 2009


Ni todo lo que nos sucede es malo ni todo lo inevitable es el Apocalipsis. Es cierto, estamos en una situación difícil. Los datos de cada semana empeoran, y ya hay más de 3.200.000 parados, habrá recesión económica y quebrarán varias empresas más. Pero entre las noticias de las últimas semanas también hay algunas que son positivas, y vienen curiosamente de la mano del “Mesías” Obama. Lo digo en plan irónico, (ya me conoces Telmo).
Por ejemplo, la inflación ha bajado. ¿Por qué? Por una ley básica de demanda y oferta: si no hay consumo, las empresas bajan los precios para intentar dar salida a sus productos. En julio estaba en el 5,3%, en noviembre en el 2,4% y en diciembre en el 1,5%. La principal causa es porque el mercado de las materias primas está también de rebajas, salvo que éstas no las anuncia Patricia Conde. El petróleo ha pasado desde los 150 dólares de agosto a los poco más de 50 que valen hoy. ¿No recordáis las manifestaciones de los camioneros? ¿Protestan ahora? La caída de los precios de la energía está ligado a la reducción de la demanda mundial como consecuencia de la crisis económica, pero también de la crisis política (que se lo digan a búlgaros, rumanos y alemanes con el gas ruso). Es tiempo de que España invierta en energías renovables para no depender en exceso de las reservas exteriores (así, de paso, reduciríamos nuestros gastos de importación considerablemente).
La otra buena noticia es la bajada de los tipos de interés. Está al 2%, que los bajó el señor Trichet hace una semana. ¿En qué se traduce esto? Hipotecas y créditos más baratos. ¿Deflación? No, en Europa muy difícil. ¿Tienes ahorrado en el banco? Compra. ¿Tienes metido debajo del colchón? Gástatelo.
Estas noticias, con ser esperanzadoras, no hacen desaparecer otras (el PIB caerá casi dos puntos, en parte debido a la caída de la construcción), y es mejor hacer una buena política monetaria que gastarse 150 euros en productos españoles (que también salva puestos de trabajo españoles, pero también hay españoles trabajando en empresas de capital extranjero residentes en España –señor Sebastián, ¿para cuando las bombillas? eso sí era una buena idea-).
Es tiempo de consenso, más que de espionaje. El Gobierno y la oposición han de hacer un esfuerzo por entenderse. ¡Si hasta Obama ha cogido a los pocos buenos de la administración Bush para su gabinete! Por cierto de Obama, ¡tantas esperanzas puestas en él que ya defrauda fijo! Aunque bueno, su primer día y Guantánamo cerrado. Barack, con su “nueva era de responsabilidad”, debe hacer frente a un contexto difícil y complicado. La idea de cambio, progreso y esperanza, fundamentado en los ideales clásicos es lo que hace que dos millones de personas se agolpen a ver su toma de poder. ¡Qué envidia de juramento! ¡Con lo sosos que somos aquí! Nos enfadamos porque al jurar los ministros hay un crucifijo delante (los españoles que son en un  90% cristianos), y allí (cristianos, protestantes, aconfesionales, judíos, musulmanes, hindús, budistas, evangélicos, católicos romanos, esvaristas, etc. en un 100% ) salieron rezando unidos el padrenuestro que profesaba el nuevo presidente.
Obama, no lo tienes fácil. Espero que tengas mucha suerte. El mundo después del “eje del Mal” sigue igual o peor: Irak, o cómo retirarse honrosamente sin dejar raíces de Al-Qaeda. Afganistán, o cómo echar veneno en el suelo para quitar las raíces que crecen de Al-Qaeda. Irán, y el desafío nuclear. México, o el imparable estado del narcotráfico. Cuba, o cómo retrasar la inevitable solución de la apertura capitalista. Sudamérica, o cómo acallar al clan bolivariano de Chávez (en mi opinión, no merece la pena ni que Hillary vaya). Oriente Próximo, o la Historia Interminable. China, y su superávit comercial, político y demográfico contra el potencial económico, diplomático y militar de EEUU). Rusia, y sus nostalgias de poder. África y...¿sus piratas quizá? No, África no cuenta (los yanquis sólo cuentan con Somalia como aliado y no es prioritaria la región. De hecho, casi nunca lo ha sido). Oriente Medio o qué hacer políticamente de aquí a diez años.
Así, a pesar de lo complicado de la situación, Barack Obama no defraudó con sus palabras a los muchos millones de personas que le escucharon en el mundo entero, aunque no es tarea sencilla alcanzar el nivel de los discursos destinados a la historia (a mi me gustó más, por ejemplo, el que hizo en Chicago). La nación más poderosa del mundo debe afrontar el miedo con esperanza. Las demás, acompañarle en su viaje.
Putin dijo que “las grandes decepciones vienen de las grandes esperanzas”, pero la historia de estos últimos meses (años quizá), nos debe hacer reflexionar sobre dónde estamos, qué queremos ser, qué política seguir, qué sociedad queremos construir, a dónde queremos llegar. Obama hablaba en su discurso de vivir en libertad, democracia, prosperidad y respeto a la ley. Y eso, hoy mejor que nadie (y por poco que nos moleste –y envidie-) lo representan los estadounidenses, algo que no va en la raza, el poder, la religión o la lengua, sino en 250 y pico años de adhesión pura a valores como la democracia y la libertad.   

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