domingo, 31 de marzo de 2013

NAVIDAD Y CRISIS


07 de diciembre de 2008

Es navidad, de nuevo. Las luces vuelven a las calles, los adornos ambientan las tiendas y los ilógicos versos de los villancicos encienden un espíritu que este año está a prueba. En las noticias de los telediarios y periódicos de hoy aparece en titulares las calles comerciales de las grandes ciudades abarrotadas de gente en busca de la oferta más tentadora, no del capricho más exquisito; del menú más práctico, no del más pomposo; y del regalo más útil, no del más gratificante. Las gestiones para elaborar una cena y no dejarse medio sueldo en ella preocupan a los más despreocupados, o eso dicen. Pero no hagamos mucho caso. ¿O si? Hoy en España hay 3 millones de parados. Todo apunta además a que las empresas aguantan navidad como última esperanza para que a los españoles les entre la vena consumista para que salven su cuenta de resultados. Es curioso, el mismo espíritu consumista que critiqué año tras año resulta que ahora puede ser la solución a muchas personas que dependen de lo que nos gastemos este año en la época más esperada por los comerciantes en el calendario. No son paradojas, amigos. Que no os engañen periodistas malos que graban la calle Sol de Madrid abarrotada de gente y afirman "dónde está la crisis?". Es algo que va más allá y ni siquiera la calle Sol ni todas Las Ramblas de Barcelona atascadas de personas podrán evitar lo que las cuentas económicas nos aportan. El estado de aturullo general en que vive el país ha arrojado un manto de incertidumbre sobre la tradicionalmente lucrativa campaña navideña, que este año soporta sobre sí la amenaza silenciosa de los datos económicos.
Vayamos fuera, para que veamos una pequeña comparación. Lo que se consuma en EEUU de aquí al 1 de enero va a determinar aproximadamente el 4% de la riqueza mundial. ¿Os parece poco? En este mes, los americanos gastan de media un 35% más que en el resto de meses, lo cual para un PIB como el yanqui que tiene un Consumo público y privado espectacular va a determinar varias de las decisiones en materia económica del año que viene en casi todos los continentes. Y algunos están muy expectantes... Pues nuestro PIB, que desgranado también tiene un Consumo muy grande, no es ni de lejos como el americano, así que por muchos anuncios de Papa Noel, de lotería (menos aún sin el "calvo") y de "no pagues lo que hables esta navidad" no nos salvaremos de la quema.
Es decir, que la estadística este año puede estar por encima del tópico: con un millón de personas menos sin nómina que el año pasado, las cuentas (en nuestro país) se resienten, y después de Reyes veremos a mucha gente en la cola del paro, pues no será suficiente "el espíritu navideño/consumista". Por eso es necesario alentar el consumo, por eso es necesario encender las luces y que los ayuntamientos paguen la fatura correspondiente. Porque hay que incentivar el consumo. Los que puedan, claro. Porque es cierto que no es la panacea, pero la navidad puede aliviar a muchas, muchas empresas de una resaca de un par de trimestres de embriaguez dineraria.
También hay otros, más afectados, y que se ven menos por desgracia. Navidad, la época del año "más propicia para compartir", según Agea, es también el momento esperado por las organizaciones humanitarias para, con mayor intensidad, apelar a la solidaridad de la gente y recaudar fondos con los que financiar sus proyectos. La campaña de Navidad supone para muchas de estas organizaciones unos ingresos del 40% respecto a su total anual. Si recortamos ligeramente este porcente relativo, la cifra absoluta de otras variables es más radical y nos invita al pesimismo. La crisis no distingue ni excluye a nadie. Hay proyectos que pueden desaparecer y prefiero no hablar sobre lo que tratan, lo que dejo a la buena inteligencia del lector. 
Y es que, si el año pasado el Gobierno recomendó comer conejo, este año nos dirá que chupemos las raspas; y que para hacer regalos juguemos al amigo invisible. Yo, siendo más tradicional que poético, más pragmático que teórico de tendencias, más economista que ateo inversor, intentaré hacer de la Navidad una fecha conspiradora de amor con todas las personas a las que quiero, familiares y amigos (novia todavía no, aunque no sé si ésta es la mejor época para "invertir" en una...). Pasar un buen rato con ellos, y disfrutar de la compañía que seguro ya os pueden dar todos los días del año. Esta es una fecha que sirve también para eso, recordadlo.
Y es que, después de todo, puede que una sonrisa sea el mejor adorno de un árbol.
¡Felices fiestas a todos! 

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