domingo, 31 de marzo de 2013

Un poco de economía


Clara y Sandra salen de la estación de Metro de San Bernardo, en Madrid, cuando ven, justo enfrente de ellas, un Starbucks.
-¿Te apetece un frapuchino?-. Pregunta Clara, ajustándose su bufanda Pièrre Cardin.
-Por supuesto-. Le contesta Sandra, a la vez que se abriga con la nueva chaqueta que compró en H&M.
Entran, y Clara pide el frapuchino a Pablo, el dependiente ecuatoriano, y Sara elige una lata de menta y algo de bollería. Pablo, muy amable, se lo sirve con una agradable sonrisa. Se sientan, y Sandra abre su Dell Vostro 2000. En tan solo unos segundos, se conecta a Internet gracias al acuerdo al que han llegado T-Mobile y Starbucks para proveer de conexión inalámbrica a sus locales. Una vez conectada, la chica busca en Google entradas para La Brújula Dorada, que compra on-line. En el buscador, aparecen varios enlaces para comprar la banda sonora y artículos de la película en Amazon.com. Cuando Sandra hace clic en el anuncio, Google se embolsa un dinerito, que invertirá en la nueva mejora del Google Earth para uno de sus mejores clientes, la NASA. Clara, por su parte, quiere enseñarle a su amiga su nuevo Nokia N81, que también tiene conexión wi-fi, para consultar el tiempo que va a hacer mañana en CNN+ web, ya que tiene pensado ir con su novio a estrenar su nuevo Seat León. Mientras tanto, un autobús urbano pasa con un cartel publicitario anunciando la vuelta de Aída a Telecinco y ellas se distraen viendo cómo un chico muy guapo da el último trago a su Powerade, se calza sus Nike para salir a correr, y enciende su iPod, al que ha actualizado con el último disco de su grupo de música favorito.
La economía nos envuelve, y el marketing nos invade. Como estudiante de económicas, día a día intento comprender el mecanismo que impulsa al motor de nuestra sociedad. Reflexiono, por ejemplo, ante los detractores de Nike, que suelen esgrimir que su calzado es muy barato de fabricar pero muy caro de adquirir. Nike no fabrica, Nike únicamente se dedica a hacer lo que mejor sabe: diseñar y distribuir. El proceso empieza con el departamento de marketing, que segmenta el mercado, ve cuáles son las necesidades de su mercado-objetivo, y manda a Corea los bocetos del diseño. Allí lo perfilan y pulen. Pasa por varios tests de asimilación y estética en EEUU. Los materiales, la mano de obra, la maquinaria, los costes de los proveedores y los aranceles para sacar las zapatillas de Taiwán no suelen llegar a los 25€ por par. Remunerar a vendedores, distribuidores, administradores, promotores, además de pagar el I+D+i de su oficina en Europa, añade 15€ al total. Nike vende su producto a minoristas con un margen de beneficios de 7€. Para que Decathlon ponga un par de Nikes en el escaparate, paga unos 47 euros. La imputación de los costes indirectos del minorista (generalmente unos 30 euros para pagar a empleados, el alquiler y el equipo), junto con unos diez euros de ganancia deseada, hacen que las zapatillas al usuario le salgan por más de 80€.
Ojo, que no estoy defendiendo a Nike. Seamos objetivos. Un economista ve el frapuchino de Clara y observa a ambos como jugadores de un intricado juego de señales y negociaciones, competencias de fuerza y batalla dialécticas. Incluso psicológicas, para agradar a mi amigo Chema. Tu café puede resultar intrigante y sumamente complejo: hay que plantarlo, tostarlo, combinarlo, criar y ordeñar las vacas para la leche, trabajar el acero y moldear los plásticos para la cafetera, moldear la cerámica para las tazas, etcétera, etcétera.
Un economista puede compartir tu sensación de injusticia con Nike y la brecha entre los países ricos y pobres. Pero también podría decirte por qué los países ricos son ricos y por qué los países pobres son pobres, y qué se podría hacer al respecto. De hecho, los penúltimos nobel de economía y paz han estado muy ligados (a ambos se lo dieron a economistas). Ello no quita que gocemos de casi tan mala fama que nuestros (¿amigos?) los abogados.
 Pero bueno, como de canallas ya está el mundo lleno, trabajemos para reducir su ratio. ¡Un saludo consumidores!  

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